Enfermedades desatendidas
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la importancia de las *enfermedades desatendidas (ED)* radica en su impacto y persistencia en las poblaciones pobres o marginales, además de sus efectos secundarios en el mejoramiento de las condiciones de salud de los enfermos no atendidos oportunamente y con herramientas terapéuticas seguras y eficaces.
Según la OMS, alrededor de 1.000 millones de personas en el mundo sufren de al menos una *ED*. Estimaciones de su carga total, comparada con la de VIH/sida, malaria y tuberculosis, permite ubicarlas como un problema importante en el panorama mundial.(ver figura 1).
Una de las dificultades para determinar la situación en Colombia radica en que solo algunas *ED* son de notificación obligatoria, entre ellas: rabia humana, accidente ofídico, sífilis congénita, cólera, dengue, leishmaniasis, difteria, carbunco, las transmitidas por alimentos, enfermedad de Chagas, peste y lepra.
Según el último censo realizado por el DANE en el 2005, el 27,7% de la población colombiana presenta Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) cercanas al 100%, y es en las regiones apartadas de los grandes centros urbanos donde confluyen todos los elementos para que las *ED* persistan.
El esfuerzo de los investigadores, la academia y algunas agencias no gubernamentales ha permitido la inclusión de todas estas *ED* en la agenda sanitaria internacional reflejada en una mayor inversión financiera, el desarrollo de medicamentos seguros y pruebas diagnósticas rápidas de bajo costo para áreas remotas y con difícil acceso o políticamente inestables.