Instituciones de educación superior
No propone una estrategia de sostenibilidad financiera de largo plazo para las *instituciones de educación superior (IES)* estatales y, al privilegiar las mejoras en competitividad, deja en segundo plano las ciencias sociales y humanas, sin tener en cuenta que estas, junto con la creación artística, jugarán un papel clave en el posconflicto.
Además de dejar archivar sigilosamente el proyecto de reforma a la Ley de Educación Superior, promovido en las postrimerías del gobierno Uribe, otras iniciativas que también conciernen a la educación superior sucumbieron al archivo del tránsito de legislatura: el Proyecto de Ley 101 de 2010 de Senado, “por medio del cual se protegen los derechos adquiridos por los estudiantes universitarios y se dictan otras disposiciones”, y el 38 de 2009 de Senado (237/11 en Cámara), “por medio del cual se garantiza la educación de posgrado a los 50 mejores promedios académicos graduados en las *instituciones de educación superior (IES)* públicas”.
Según el Observatorio Laboral para la Educación, orientado por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), en el 2001 se graduaron 43.796 estudiantes de las *IES* públicas y 94.914 de las privadas.
Precisamente, uno de los argumentos para objetar el funcionamiento de *IES* privadas con ánimo de lucro es evitar que se perpetúen los indicadores de inequidad social.
Y es que para que una *institución de educación superior (IES)* se acredite, debe contar con programas de bienestar estudiantil, laboratorios y bibliotecas modernas, planta profesoral con doctorado y acorde con el número de estudiantes, entre otras condiciones que garanticen excelentes procesos formativos e investigativos.
Entre las funciones de las *instituciones de educación superior (IES)*, se dice que deben ser un “… factor de desarrollo científico, cultural, económico, político y ético en el orden nacional, regional e internacional” (art. 11, literal c) y, además, deben “… promover la formación y consolidación de comunidades académicas y su articulación con sus homólogas internacionales en favor de la construcción de espacios y redes del conocimiento” (art. 11, lit. g).
Si las *IES* públicas se fortalecen –y ojalá con las *IES* privadas–, el Sistema de Educación Superior se constituirá en una base de apoyo para que el país logre que la educación superior y la C+T&I se aproximen a los estándares internacionales.
A pesar del anuncio gubernamental y de su importancia para mejorar la sostenibilidad financiera de las *instituciones de educación superior (IES)* públicas a mediano plazo, el MEN no acogió la totalidad de la propuesta presentada por la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún) y el Sistema Universitario Estatal (SUE) como respuesta al planteamiento del Gobierno para modificar la Ley de Educación Superior.
A pesar de las acotaciones, la llegada de *IES* con ánimo de lucro no convence a un importante número de rectores, profesores, estudiantes y sectores sociales.
La creación de *instituciones de educación superior (IES)* con ánimo de lucro es uno de los puntos más controvertidos en la propuesta de reforma a la Ley 30 de 1992.
Desde que se conoció la intención gubernamental, se han dispuesto espacios estatales, académicos, empresariales, políticos e informativos (prensa, radio y televisión) para hablar sobre las necesidades, retos y expectativas de la sociedad colombiana frente a las *IES*.
En primer lugar, se trata de un modelo inercial que no considera el crecimiento real de cada una de las instituciones ni su complejidad y que consolida la inequidad característica del sistema existente, al momento de implantarlo. No contempla cómo resolver las inequidades regionales ni incluye a las *IES* públicas diferentes a las universidades.
Sin embargo, las nuevas disposiciones evaden las peticiones de los rectores sobre la financiación de las universidades públicas y no logran disipar las dudas sobre el funcionamiento de *instituciones de educación superior (IES)* con ánimo de lucro.
Así, por ejemplo en México, menos del 10% de las *IES* (23) producen más del 85% de la comunicación científica, en Colombia el 5% (6) producen casi el 70% y en Perú más de la mitad de la producción científica es generada en tan solo dos universidades”.
Este ejercicio estadístico tiene en cuenta a las instituciones que publicaron al menos un artículo entre el 2005 y el 2009. En la edición 2010 estudió 607 *instituciones de educación superior (IES)* y en el 2011 amplió su cobertura a 1.369 entre universidades y organismos independientes.
De aproximadamente 282 instituciones, para 2010 solo estaban acreditadas 18 (6%) *instituciones de educación superior (IES)*, 8 de ellas en los últimos cuatro años, a una razón de dos por año –y menos, si se toma todo el periodo de 2001 a 2010–.
Vale la pena señalar que de los programas acreditados a mayo de 2010, un 86% son universitarios, y del total, cerca del 51% son de entidades oficiales que a su vez representan el 28% de *IES* del país y participan con el 55,4% de la matrícula para 2010.
Hay que tener en cuenta, como la hace el informe de la CGR, que esto se da no obstante que las *IES* estatales tienen una participación sustancialmente menor en el conjunto del sistema.
Sumado a lo anterior, la reforma legislativa del 2011 sometería a las *instituciones de educación superior (IES)* a tareas y requisitos adicionales que generarían nuevos costos.
En la educación superior son dos los principales retos: aumentar la cobertura y fortalecer los sistemas de calidad, apuestas que hasta ahora solo tienen líneas generales que necesitan ser discutidas con las *Instituciones de Educación Superior (IES)* para su concreción.
Ante esta realidad, no es sorprendente que origine menos del 2% de la producción científica de las *Instituciones de Educación Superior (IES)* en Iberoamérica (Ranking Iberoamericano Scimago 2010).
En ciencia y tecnología, los aspectos generales que concitan mayor atención son el mejoramiento de la capacitación de los profesores y de los estudiantes en general en los niveles de doctorado y posdoctorado, la ampliación de la capacidad instalada de las *Instituciones de Educación Superior (IES)*, mejoramiento de la interacción entre las universidades y el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y la generación de nexos sólidos entre el sector académico y el empresarial.
No tiene en cuenta los resultados de las *IES* en cobertura, calidad, pertinencia, gestión e investigación
En Colombia, los recursos de inversión en I&D para este mismo periodo (2000–2005) provinieron en algo más del 50% del Gobierno y las *instituciones de educación superior (IES)*.
Con el mismo rubro, éstas instituciones han logrado ampliar el acceso de estudiantes de pocos recursos, comentó Vivas. Entre el 2002 y el 2009 las *instituciones de educación superior (IES)* públicas aportaron 263.473 cupos nuevos.
En este sentido, es una obligación del Ministerio ocuparse no solo de la equidad de género sino también de la prevención, detección, y atención de todos los tipos de violencias generados al interior de las *IES*.
Alma Mater, Colombia, 2016, Ed. 660
Hoy, en concreto, nos referimos a algunos aspectos que inciden notoriamente en la financiación de la educación superior y en el incierto futuro de las universidades y de otras *instituciones de educación superior (IES)* de carácter público.
Alma Mater, Colombia, 2017, Ed. 665
Reafirmar la cultura como base de los distintos quehaceres que las *IES* adelantan en el cumplimiento de su responsabilidad social.
Alma Mater, Colombia, 2008, Ed. 567
En primer lugar, si la autonomía es un derecho exclusivo de las universidades o si más bien se extiende a todas las *Instituciones de Educación Superior (IES)*. En segundo término, si pueden existir diferentes grados de autonomía en función de la calidad, madurez y responsabilidad de las *IES*.
A nivel del gobierno, ¿qué políticas y regulaciones podrían incidir en que las *Instituciones de Educación Superior (IES)* lleguen a la internacionalización?
Pero una cosa es la abundancia de espacios de discusión, y otra distinta es que exista un consenso entre rectores, profesores y estudiantes de las *instituciones de educación superior (IES)* sobre la conveniencia de diversas iniciativas defendidas por el Ministerio.
No obstante, es aquí donde aparece el sabor agrio, pues ni la ley, ni el decreto ni la resolución mencionan recursos nuevos o fondos a los que las *instituciones de educación superior -IES-* puedan recurrir para cumplor con las nuevas exigencias de calidad.
Alma Mater, Colombia, 2016, Ed. 652
La ministra de Educación, María Fernanda Campo, anunció que se mantiene la intención de crear *IES* privadas con ánimo de lucro e insistió en la necesidad de buscar financiación en el sector privado para alcanzar los objetivos en cobertura.